Mi experiencia en cuanto a la pedagogía Waldorf o Montessori
El contenido de este texto se basa en mi experiencia de artesano juguetero; que trabaja para los niños, como amigo de una maestra Montessori; y padre de un niño que asistió tres años a una escuela Waldorf y ahora está en un colegio público. No soy experto, únicamente observador.
Artesanía
Para definir la artesanía, no solo hay que pensar en los límites entre la mano y la máquina, el CNC o el ordenador, sino que la definición que mejor se puede ajustar tiene que ver con el hacer y el placer.
Para ser artesano hay que saber hacer, comprender lo que estás haciendo, para qué lo estás construyendo y a la vez, obtener el placer de poner en circulación una pieza hecho por uno mismo.
Esto, que parece una obviedad, en realidad no lo es; en la actualidad vivimos demasiado estresados, preocupados y optimizando tanto los tiempos que nos perdemos la esencia del trabajo; y a menudo de la vida.
¿A mano o a máquina?
El trabajo artesano construido con materiales naturales y donde la única energía que se gasta es la de la persona que lo construye; mantiene a los niños más cerca de la vida, les ayuda en el crecimiento y en su desarrollo con sentido común y equilibrio.
Los juguetes Waldorf o Montessori están pensados para desarrollar la imaginación y la libertad del pequeño, transmiten experiencias, estimulan su curiosidad, desarrollan la creatividad y son directos, es decir que el proceso que se sigue en su construcción es “mente-manos+ojos+sentimiento-juguete”.
El resto de juguetes, los industrializados “son mente-máquina-juguete” y carecen de la energía y la emoción que le imprime el constructor de juguetes.
Incluso, se diseñan pensando en las máquinas que los fabrican y donde las piezas no son trabajadas por las manos del ser humano; en el mejor de los casos, los juguetes pasan por un montador que sigue instrucciones estandarizadas y minutadas.
Al tecnologizar los procesos, entre los profesionales se genera un hábito, nuevos precios, competencia; y una forma de trabajar a la que muchos tienen que adaptarse para continuar en el mercado.
No rechazo el uso de las maquinas, solo reivindico que la persona que use la máquina, también sepa y no se haya olvidado de usar las manos; y a mayores, intentar que esos oficios maravillosos que tienen la experiencia de usar un cepillo, un formón o una sierra no desaparezcan.
Pedagogía Waldorf o Montessori o tambien enseñanza tradicional
En Habitar las Formas nos enfocamos en los niños y en estimular sus sentidos, por eso nuestra filosofía de trabajo se ajusta a los materiales y el sistema de construcción que Maria Montessori y Rudolf Steiner deseaban para ellos, es decir, los artesanos, los ecológicos, lo que te forman en destreza, motricidad, en tocar, en oler y en pensar.
En el extremo opuesto, la escuela pública no se pronuncia sobre cómo deben ser los materiales de juego, te muestran lo bonito, te enseñan conocimientos, a obtener éxito y premios, pero escasea el pensamiento y al hacer. No preparan a los niños para los errores y fracasos futuros, tampoco les enseñan a tomar decisiones, y a saber qué es lo que hay que hacer cuando se siente defraudado.
Para equilibrar estas carencias infantiles, en Habitar las Formas trabajamos de forma artesanal; y por ello, nuestro objetivo es seguir las filosofías y pensamientos de Montessori y Waldorf.
Nosotros, los pequeños empresarios, con nuestro trabajo queremos colaborar con una semilla, para que los niños tengan las herramientas adecuadas para transformar el planeta. Preferimos la imperfección equilibrada del objeto artesano que la perfección desequilibrada de las máquinas.
¿Qué es mejor, jugar con carcasas de PVC, que enmascaran circuitos y cables donde se prioriza el objetivo económico o jugar con materiales naturales trabajados y pensados por seres humanos que saben lo que hacen?
¿Qué opináis?
Necesito opiniones…